Las cárceles españolas, el 29 de enero de 2010, acogían a 76.055 internos, disponemos sólo de 40.000 celdas, con una capacidad funcional de acogida para 50.000 internos como máximo. El hacinamiento es la norma, los internos no se fugan; en realidad, rebosan. Sin embargo, soportamos una de las tasas delincuenciales más bajas, las cifras en 2008 son: 47,6 infracciones penales por cada mil habitantes, 22,8 puntos por debajo de la media de la UE (70,4) y muy lejos de países como Suecia (120,4), Reino Unido (101,6) o Alemania (76,3); podemos considerarnos uno de los países más seguros de la Unión Europea.
Introducir la 'probation' exigiría superar las prisiones-almacén Por el contrario, la tasa de encarcelamiento -164 internos por cada cien mil habitantes- es la más alta de nuestro entorno -Suecia 79, Reino Unido 152, Alemania 88-, lo que demuestra la sobreutilización que estamos haciendo de la privación de libertad como reacción punitiva; las causas no radican en la gravedad de los delitos cometidos, ni tampoco en nuestro Código Penal, aunque sea uno de los mas más severos, sino en la inexistencia en España de las penas alternativas a la prisión, que sí existen en los países socialmente mas avanzados.
Introducir nuevas figuras legales, como la “probation” o libertad vigilada, exigiría superar las prisiones-almacén para convertirlas en un sistema penitenciario moderno al servicio de la Justicia y dejar de considerarlo como una herramienta policial, poco útil, para Interior. Es mal momento para inversiones públicas en intervenciones sociales complejas pero, desde 1991, estamos construyendo nuevas cárceles, gigantescas y siempre alejadas de los núcleos urbanos, para invisibilizar a sus ocupantes; en 2005 se anunciaron 11 nuevas a construir hasta el 2012, con lo que llegaremos a las 86, y seguirán siendo pocas.
lunes, 8 de febrero de 2010
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